Despacito, como
se desnudan las flores
Hay un mundo de ausencias y silencios
conviviendo entre nosotros, ocupando
el aire y la tierra sigilosa
Hay un cosmos de fieros desamores
de amores no gastados en la cumbre del deseo
una multitud innumerable de pasiones
que no encuentran el otro, el mismo, el objetivo
Amor a la deriva
besos sin bocas
miradas caídas al vacío
palabras lanzadas como balas perdidas
malgastadas toneladas de ansias que no cuajan
no alcanzan el punto de cocción de lo crujiente
ríos, inabarcables aguas mudas
donde los amores vanos no llegarán jamás al
fondo
ni flotarán para vivir y ser tocados
¿A dónde van?
¿En qué oído permanece la canción?
¿Querés saberlo?
Dicen en mi barrio los viejitos del boliche
mientras orejean sus cartas al descuido
“Los amores que no son
aún no siendo, permanecen,
sobreviven invisibles, se respiran,
se alimentan entre ellos,
te untan la piel, imperceptibles,
son silencio, son agua que no moja,
son etéreos pensamientos sin medida ni peso,
inmortales deseos que en los días de la vida
nos hacen más buenos, nos sostienen,
nos llevan de la mano por un camino cierto,
nos conducen, despacito,
como se desnudan las flores, sin saberlo”.
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