ESFUERZOS
SUMADOS EN UN PRODUCTO AUTÉNTICO DEL TEATRO ROSARINO
Por
Julio Cejas
La obra de Fernando Belottini plantea
exigencias a una puesta en escena con logros de interpretación y
dirección.
UNA IMAGINACIÓN QUE NO ALCANZA,
de Fernando Belottini. Elenco: Grupo: Rosarigasino. Dúo 1 + 1.
Actores: Rolando Lo Giudice y Adrián La Scala. Dirección: Aldo
Pricco. |
Sobre los productos generados en los
cursos de actuación de la Escuela Nacional de Teatro podría decirse
que han constituido una nueva modalidad de encarar proyectos que
recuperen un nuevo público para el teatro. Muchas experiencias
terminan dentro de los claustros y sirven para la evaluación de los
docentes, pero otras, como el caso de estos jóvenes actores, terminan
generando elencos con identidad propia.
Para ratificar que El olfato y el
gusto no fue un hecho aislado, el dúo Lo Giudice-La Scala
consolida una pequeña trayectoria con esta nueva presentación, bajo
supervisión de Aldo Pricco. Podríamos afirmar que estamos ante un
auténtico producto rosarino, ya que el autor Fernando Belottini,
conocido por su labor poética, se suma con su primer texto teatral a
un ingenioso juego dramático.
Enmarcado en los parámetros del
absurdo, pero con claras influencias expresionistas, Una
imaginación que no alcanza resulta un difícil ejercicio para poner
a prueba el talento y la ductilidad de un actor. Detrás de las
máscaras y el atuendo más cercano al clown, dos personajes intentan
comunicarse en la soledad de una imaginaria plaza, desdoblándose en
otros tantos seres que fuerzan una historia en que los equívocos y las
reiteraciones conducen al espectador a desenmascarase de el espejismo
de “la realidad”.
Poco importa lo que se narra, la
alteración del tiempo y el espacio domina la escena y la
representación se muestra tal cual, desnuda, opresiva, quizás para
mostrarnos el habitual mecanismo en que la cotidianeidad se enrarece
vaciando a las palabras del contenido que alguna vez tuvieron.
El texto de Belottini es implacable y
requiere un cuidado del manejo del ritmo de parte de la dirección.
Rolando Lo Giudice y Adrián La Scala,a fuerza del manejo corporal y
una gestualidad que acentúa los momentos de tensión dramática, lo
consiguen. Aldo Pricco reitera sus conocidos gestos expresionistas,
género que maneja con facilidad, dotando a la puesta de escenas
brillantes como la que produce la transformación de uno de los hombres
en cuñado del otro y luego en madre del mismo.
Por momentos, el clima recuerda a los
dos hombrecitos de Esperando a Godot, ratificando claras
influencias con los textos del teatro del absurdo. Imprevisible final,
con sello de gran calidad estética, acorde con el despliegue de los
dos jóvenes actores que prometen y y que tienen muy poco tiempo para
demostrarlo, ya que la obra dura apenas treinta minutos. Una
imaginación que sí alcanza, a pesar de que el autor opine lo
contrario, y una prueba más de que el teatro necesita mucho de estos
ejercicios de investigación para oxigenarse de tanto acabado producto
“profesional”.
Rosario/12,
28 de octubre de 1993.
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